viernes, 3 de agosto de 2012

Fantasma



Junté tantas excusas para creer que te habías ido, pero la verdad es que siempre estuviste aquí. Como tortura me penabas, y por más que trataba de echarte al olvido siempre había algo que me hacía sentir tu presencia; un nombre, un cigarro quemando, un café de mañana, un silencio gastado.
Enterrado bajo el falso olvido callaste los años, calmaste el latido y ahora, como si fuera ayer, vuelves con tus susurros, con tu aroma que satura mis sentidos, con tu mirada, con tu sonrisa esquiva.

Vuelves, y en un segundo retroceden los años, en el tacto todo vuelve a ser como antes...

Y en mi pecho otra vez comienza esa guerra que hace años no se libraba, esa que creí ganada. Se revuelca en mi interior esa dicha dolorosa, y entiendo que en verdad no has muerto, que en verdad nunca te dejé ir. Pero, oh! aparición, cuanto durará esta tregua, cuanto durarán las risas de media noche, la embriaguez del reencuentro.

Tomo tu mano, pero como hecha de humo se me escapa...


Ni 


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